Piensa en los momentos más divertidos, placenteros o de verdadero contacto con la experiencia de ser padres. Piensa en las risas espontáneas, en una fotografía en familia cuando les haces cosquillas a tus hijos, cuando juegas al escondido, cuando en medio de una actividad, les sorprende algo inesperado.
Seguramente habrás notado que estas situaciones no son las que se dan en un estudio fotográfico, ni mucho menos intentando paralizarnos frente a una cámara en una rígida sesión de fotografía de familia.
Prepararnos para una foto, atender al aviso del disparo del obturador, al click de la cámara, ya nos predispone y no hay manera de que surja una fotografía espontánea.
Atrapar la vida en una fotografía, es dejar que la actividad fluya de manera espontánea, es interferir lo menos posible en la actividad que realizan las familias que quieren guardar un recuerdo de lo que realmente son.
Se trata entonces de crear un momento, de dar rienda suelta a una situación espontánea y no de forzar una situación para la foto.
Ahora, pregúntate ¿cuántas fotografías tienes en las que aparezcan todos los miembros de la familia y en la que se refleje un momento grato, juguetón, divertido o espontáneo de verdad?
Cuando cocinamos con nuestros hijos en casa, cuando nos hacemos cosquillas, una guerra de almohadas, el instante en que descubres el escondite de tu hijo… Ese instante vale oro, porque nuestras expresiones de alegría, sorpresa, emoción son auténticas.
Pues yo descubrí un día, en el que me enfrenté a una inesperada situación de salud, que tenía muy pocas, por no decir, ninguna fotografía que sirviese para reflejar lo que he sido como madre, lo que mis hijas han sido para mí, lo que hemos vivido todos como núcleo familiar. En ese momento eché en falta tener más fotografías que reflejaran nuestros verdaderos afectos.
En mis fotos, casi siempre tomadas por mi marido o por mi, no quedaba un registro de fotografía de familia de cuando reíamos padres e hijas en una cama elástica, de cuando compartíamos la emoción de saltar una ola en el mar, de cuando manejábamos bici, cocinábamos juntos, una guerra de almohadas o las tantas veces que coloreamos juntos.
Es decir, todos estos momentos casi cotidianos que podrían convertirse en una bella y auténtica fotografía espontánea.
Lo cierto es que al menos para mi, resultaban ser éstos los momentos más valiosos de vivir -los casi cotidianos, los de todos los días- y decidí empezar a fotografiarlos. Ya no quería voltear a la cámara y sonreír, quería que la cámara captara nuestras expresiones de afecto más espontáneas y nuestra auténtica relación en medio de cualquier actividad.
En fin… Sólo cuando descubrimos lo rápido que pasan los buenos y auténticos instantes, tomamos consciencia de lo valiosos que son.
Y tu…¿ tienes buenas fotos de estos momentos, con toda tu familia en acción?
¡Crea tu momento y atrápalo en una foto ahora mismo!
Atrapa la vida Fotografía.
Nuestra mirada
Atrapa la vida se enfoca en el momento y no en posar para el recuerdo. Es atrapar la autenticidad de cada miembro de la familia mientras vive un momento de plenitud en una situación cotidiana en casa, una salida al parque o un paseo en un lugar especial.
Es fotografiar a las familia en situaciones espontáneas para exponer los verdaderos afectos y lazos familiares.